Respeto y gratitud a la base de la piramide

By Ana Cruz • March 27, 2020

Artículo escrito por: Jon Miller

Traducción y adaptación: Ana Cruz

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Una de las formas geométricas más importantes en la gestión Lean es el triángulo invertido. Las pirámides de usan comúnmente para representar un organigrama. El jefe está en la punta de la pirámide, con los líderes de alto rango inmediatamente debajo de el, y al final los demás en una base grande. Esta base representa a los trabajadores de primera línea que tienen el menor poder y autoridad en la organización tradicional. Ellos saben lo que realmente está pasando en el gemba y hacen la mayor parte del trabajo.

Este triángulo invertido representa una revolución en cómo pensamos sobre el papel del liderazgo. Tradicionalmente el control y el poder se mueven de arriba hacia abajo. En el pensamiento Lean, reconocemos que existe un gran potencial para involucrar las mentes de las personas de la base de la pirámide. El pensamiento Lean también reconoce que el papel de los líderes es el de habilitar, capacitar, apoyar y servir a toda la organización. Los principios, los sistemas, las estructuras y las rutinas de gestión lean están diseñadas para capacitar a las personas de primera línea para que hagan su mejor trabajo y pone a los líderes en roles de permitir esto.

Estas últimas semanas han sido un recordatorio humillante de cuánto dependemos de las personas en la base de la pirámide para hacer posible la vida civilizada de nuestro mundo moderno. No valoramos, respetamos y reconocemos a las personas lo suficiente. Mientras que muchos trabajadores del conocimiento, incluido yo mismo, practican el distanciamiento social y trabajamos desde casa, los hombres y mujeres del servicio postal continúan entregando cartas y paquetes, se está recogiendo la basura de los contenedores de nuestras casas, los conductores siguen recogiendo y entregando mercancías, las personas en los super mercados están trabajando para proveernos víveres, los empleados de las compañías eléctricas y de internet contestan nuestras llamadas y mantienen nuestras luces encendidas, y los doctores y enfermeras continuan brindando atención médica, incluso expuestos a un mayor riesgo.

Quienes están leyendo este artículo y aún no se an visto afectados por ordenes de refugio en su ciudad, toques de queda y bloques, pende no apreciar mucho este sentimiento todavía.

Las personas en la cima de la pirámide no son tan útiles cuando se trata de la mecánica cotidiana de mantener funcionando nuestra sociedad civilizada. En el mejor de los casos, pueden apoyar escuchando a las personas de la base de la pirámide y brindarles los recursos y las condiciones para mantenerlos seguros, productivos y capaces de hacer su trabajo. A menudo, los trabajadores con salarios más bajos enfrentan los mayores riesgos hoy, en nombre del resto de la sociedad. Es humilde darse cuenta de que en nuestra vida cotidiana, no logramos ver, conocernos como individuos o mostrar adecuadamente el aprecio a las personas que realizan estos trabajos fundamentales.

Tenemos la oportunidad de reflexionar sobre esto, expresar más gratitud y respeto a los trabajadores de los super mercados, choferes, conductores de camiones de reparto y otros trabajadores de primera línea. Si podemos aplicar este nuevo hábito la sociedad en general, seguramente podemos devolver el respeto renovado a las personas de nuestros lugares de trabajo, a medida que las cosas vuelvan a la normalidad.

Esto me recordó otra idea revolucionaria que parece más razonable con cada día inverosímil. El filósofo y crítico social británico Bertrand Russell argumentó en su ensayo "Elogio de la ociosidad", que estaríamos mejor si tuviéramos menos virtud en el trabajo y sus recompensas, y en su lugar organizar la sociedad en torno al tiempo dedicado a ser feliz.

En primer lugar: ¿qué es el trabajo? El trabajo es de dos tipos: primero, alterar la posición de la materia en o cerca de la superficie de la tierra en relación con otra materia; segundo, decirle a otras personas que lo hagan. El primer tipo es desagradable y mal pagado; el segundo tipo es agradable y altamente pagado. El segundo tipo es capaz de una extensión indefinida: no solo hay quienes dan órdenes, sino también aquellos que dan consejos sobre qué órdenes deben darse. usualmente dos tipos opuestos de consejos son dados simultáneamente por dos cuerpos organizados de hombres; esto se llama política. La habilidad requerida para este tipo de trabajo no es el conocimiento de los sujetos en cuanto a qué consejo se da, sino el conocimiento del arte de hablar y escribir persuasivamente, es decir, de la publicidad.

Muchos de nosotros hemos escuchado o leído la cita central de esta idea, que hay dos tipos de trabajo: mover cosas y decirle a la gente que mueva las cosas. La idea más importante es que Russell creía que distribuir el trabajo de manera equitativa entre todos en la sociedad acortaría nuestros días de trabajo, reduciría el desempleo, aumentaría el tiempo libre, elevaría la cultura y daría lugar a una mayor felicidad humana en general

¿Qué se necesitaría para hacer esto? Para empezar, necesitaríamos un método mucho más amplio para la valoración de activos que el retorno de los accionistas a través del crecimiento de EBITDA. Tendremos que reconstruir la economía después de que pase este choque de COVID-19 de todos modos, entonces, ¿por qué no hacerlo?