La sabiduría de la humildad

By Ana Cruz • October 18, 2019

Artículo escrito por: Kevin Meyer
Traducción y adaptación: Ana Cruz

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Últimamente he estado reflexionado sobre el impacto que los errores causan en el liderazgo, y la importancia de la humildad para aprender de dichos errores. Un artículo en The Washington Post que leí esta semana describe la humildad del Dr. James Peebles, quien acaba de ganar el Premio Nobel de física, fue un buen final de libro para el auto comentario de "gran e inigualable sabiduría" del cual escribimos un artículo en nuestro blog de Gemba Academy a principios de la semana pasada.

A medida que avanzan los títulos de trabajo, es difícil encontrar uno más formidable que el profesor de ciencias Albert Einstein en la Universidad de Princeton, por lo que no podemos sorprendernos cuando un antiguo ocupante de este puesto finalmente gana el Premio Nobel. Phillip James Edwin Peebles, de 84 años, Jim, (conocido como Jim entre amigos y colegas) obtiene el premio de este año por su trabajo que ayudó a explicar más de nueve décimas partes de todo lo que existe.

El artículo continúa no solo describiendo la humildad del Dr. Peebles, sino también cómo la búsqueda del conocimiento en sí misma requiere de humildad.

¿Es probable entonces, que estemos más cerca del principio que del final del aprendizaje y el descubrimiento? El conocimiento perfecto no está a la vuelta de la esquina, sin embargo, debemos actuar como si supiéramos lo que estamos haciendo. La parálisis no es una opción. La actitud mental que equilibra estos puestos: la conciencia de nuestros límites, por un lado, y la urgencia de las decisiones, por el otro, es la humildad. Imaginen lo mucho más felices y productivos que serían nuestros debates nacionales e internacionales si todos nos acercáramos a ellos con la humildad de un profesor genio (el profesor Einstein) preguntando: "¿Y si nos estamos perdiendo la payor parte de esta imagen?", seríamos más abiertos, respetuosos, más curiosos, más inclusivos - todas las virtudes que emanan de la virtud principal: la humildad.

Esto se convierte en el clásico desafío de liderazgo. Se nos alienta a actuar rápidamente, a realizar cambios, a mejorar, pero rara vez tenemos todas las respuestas. Como líderes, debemos buscar conocimiento, tomar decisiones basadas en un conocimiento limitado y saber que es posible que no tengamos todas las respuestas e incluso la información. La humildad abre nuestra mente para aceptas las aportaciones de los demás y la posibilidad, y tal vez incluso el deseo, de errores de los que podamos aprender.

No sabemos todo y no sabemos lo que no sabemos, y cometeremos errores y esperamos aprender de ellos. Reconocer y aceptar eso, exponer nuestra vulnerabilidad a errores a otros, es crítico para un liderazgo efectivo.